VIGO
|
|
CONTACTO
Oficina de turismo Dirección: Estación Marítima de Ría (local 4) C/ Cánovas del Castillo, 3 Tel. 986 224 757 Correo: [email protected] |
GUÍA TURÍSTICA
QUÉ VISITAR
|
ISLAS CÍES
Vigo - Pontevedra Aquí está la mejor playa del mundo, la playa de Rodas, de aguas cristalinas y tranquilas, arena fina y dorada, una sugerente forma de media luna y, protegiendo la playa, un bosque de pinos que invitan a la siesta. Si en el pasado las Cíes fueron refugio de piratas, ahora están deshabitadas y abiertas al público sólo en verano. Así se conservan como un paraíso natural, sin prisas, sin tráfico. Solo el rumor de las olas y el viento. Pero si echas de menos el ruido, sube al Faro. Las vistas son impresionantes y podrás disfrutar de un espectáculo único: el griterío de miles de gaviotas en los acantilados... volando a tus pies.
|
|
PARQUE DE CASTRELOS Y JARDINES DE QUIÑONES DE LEÓN
Avda. Castrelos, Vigo - Pontevedra Castrelos el sinónimo de variedad de espacios verdes plenamente armonizado como parque urbano. Integra los jardines históricos y bosque del pazo, el estanque moderno, la arboleda de Castrelos y una parte del Paseo del Lagares. El edificio que alberga el museo Quiñones de León representa el esplendor barroco de la arquitectura pacega. En su interior, salas de arqueología y la mayor colección de pintura gallega. En el exterior, la transformación de la huerta trasera del pazo a finales del siglo XIX.
|
|
O CASTRO
Paseo dos Cedros, Vigo - Pontevedra En el monte de O Castro (149 m), desde donde podremos observar una increíble panorámica de la ría y la ciudad, encontraremos el monumento de las Anclas dedicado a la memoria de los galeones hundidos en el año 1702 en la batalla de Rande, el castro que da nombre al recinto y, en la cima, una fortaleza que se conserva íntegra. En su perímetro se encuentran múltiples elementos de la antigua construcción defensiva en un espacio ajardinado y dotado de una fuente central.
|
|
CASCO VIEJO
Vigo - Pontevedra El recorrido monumental más interesante parte de la Porta do Sol. En la Praza da Constitución, emplazamiento del Antiguo Ayuntamiento, encontraremos un remanso libre de tráfico y un buen comienzo por la zona vieja con algunos sugerentes espacios como la Rúa dos Cestos. En un breve trayecto, la Colexiata e Concatedral de Santa María de sobriedad neoclásica; y hacia la ribera, el barrio de O Berbés con los característicos soportales de viviendas marineras cerrados al mar por las nuevas instalaciones portuarias.
|
SITUACIÓN
La ciudad de Vigo está situada en la mitad de la Ría a la que da su nombre, la más sureña de las Rías Baixas y sin duda la de mayor belleza. Desde las Islas Cíes hasta la ensenada de San Simón, la cual se abre tras el estrecho de Rande, el largo estuario vigués está salpicado de pintorescas villas marineras, presididas por la urbe olívica, conocida como “La Puerta del Atlántico”. Sus playas son de gran atractivo, con estupendas instalaciones para la práctica de deportes náuticos y rutas por la Ría.
El municipio de 110km2 se extiende sobre una orografía muy accidentada. Presidido por el Monte de O Castro y el Monte de A Guía, su perfil sinuoso genera las pintorescas cuestas de su casco histórico y los magníficos miradores que con la Ría como protagonista, ofrecen al visitante estampas de prodigio. En esta superficie se combinan una estructura urbana consolidada junto a decenas de parroquias de carácter rural.
CÓMO LLEGAR
La ciudad de Vigo está situada en la mitad de la Ría a la que da su nombre, la más sureña de las Rías Baixas y sin duda la de mayor belleza. Desde las Islas Cíes hasta la ensenada de San Simón, la cual se abre tras el estrecho de Rande, el largo estuario vigués está salpicado de pintorescas villas marineras, presididas por la urbe olívica, conocida como “La Puerta del Atlántico”. Sus playas son de gran atractivo, con estupendas instalaciones para la práctica de deportes náuticos y rutas por la Ría.
El municipio de 110km2 se extiende sobre una orografía muy accidentada. Presidido por el Monte de O Castro y el Monte de A Guía, su perfil sinuoso genera las pintorescas cuestas de su casco histórico y los magníficos miradores que con la Ría como protagonista, ofrecen al visitante estampas de prodigio. En esta superficie se combinan una estructura urbana consolidada junto a decenas de parroquias de carácter rural.
CÓMO LLEGAR
Llegar a Vigo es muy fácil: desde Madrid, A Coruña, Santiago de Compostela o el norte de Portugal se puede llegar directamente al centro de la ciudad. Vigo está comunicada por carretera y tren con Madrid y otras urbes como Bilbao. Además, el aeropuerto de Peinador está conectado con las ciudades españolas más importantes y con varios destinos internacionales.
Pero no solo puedes llegar a Vigo en avión, en tren o por carretera: es una de las pocas ciudades a las que podrás entrar en barco, por la ría de Vigo, y atracar en pleno centro. Hay 3 grandes vías de entrada por carretera: Madrid y Vigo se conectan por la Autovía del Noroeste (A-6) y la Autovía das Rías Baixas (A-52). Desde Portugal tomaremos la A3 que comunica Oporto, Lisboa y Braga con la frontera española y que enlaza con la AP-9 y la A-55 que te dejarán en el centro de Vigo. Por último, para moverte en coche por Galicia la mejor opción es la Autopista del Atlántico (AP9), que une Vigo y A Coruña pasando por Pontevedra y Santiago de Compostela. |
HISTORIA
PREHISTORIA
Vigo y su comarca estuvieron pobladas desde la antigüedad, como lo atestiguan la cantidad de dólmenes y mámoas que se encuentran en el término municipal. No se ha localizado ningún yacimiento paleolítico y los únicos hallazgos fechados en la Edad de Piedra son medio centenar de útiles tallados en cuarzo y cuarcita, los cuales se encuentran en el Museo Quiñones de León.
En cuanto al período del Neolítico, se han encontrado diversas hachas de mano, algunas de carácter votivo. Dentro de este período destacan las construcciones funerarias, denominadas túmulos, fechadas entre los años 3.000 y 1.800 a. C., entre los que destacamos el denominado A Casa dos Mouros, en la subida al parque de A Madroa. Petroglifos destacados son los de Fragoselo y el de Millaradas.
En la transición del III al II milenio a. C., hay un numeroso conjunto de grabados rupestres con representaciones de motivos geométricos, armas y fauna. Varios hallazgos de cerámica, armas de bronce y más grabados rupestres nos señalan la existencia de habitantes y poblaciones en la llamada Edad de Bronce, entre los años 1.900 y el 800 a. C.
La cultura castreña, que abarca toda la Edad de Hierro y la cual se desarrolló en Galicia desde el siglo VIII a.C hasta el fin del I d. C, dejó en Vigo numerosos vestigios como muestra la existencia de 26 poblados de castros. Este dato nos indica que en esta época, Vigo, tuvo una de las mayores densidades de población de toda Galicia. El mayor de estos poblados es el situado en la ladera del monte de O Castro. Sus habitantes vivían de la agricultura, actividad que complementaban con la caza y la pesca. Trabajaban asimismo el hierro y la piedra.
ÉPOCA ROMANA
En Vigo, denominada "Vicus Spacorum", el proceso de romanización se produce de forma temprana. Los vestigios arqueológicos muestran la existencia de una intensa actividad portuaria y comercial en el litoral vigués desde el siglo II a. C. hasta el siglo I d.C, siglo en el que se establece la pax romana.
Del proceso de romanización quedan relevantes vestigios: villas esparcidas por todo el litoral (Alcabre o Toralla), restos de instalaciones portuarias, calles, instalaciones (salinas y fábricas de salazón), necrópolis, restos subacuáticos… así como la intensa romanización de los poblados castreños del municipio.
Las últimas excavaciones realizadas en el Areal y en el Casco Vello nos revelan la posible existencia entre los siglos III y VI d.C, de un importante asentamiento humano como el "vicus romano".
Vigo y su comarca estuvieron pobladas desde la antigüedad, como lo atestiguan la cantidad de dólmenes y mámoas que se encuentran en el término municipal. No se ha localizado ningún yacimiento paleolítico y los únicos hallazgos fechados en la Edad de Piedra son medio centenar de útiles tallados en cuarzo y cuarcita, los cuales se encuentran en el Museo Quiñones de León.
En cuanto al período del Neolítico, se han encontrado diversas hachas de mano, algunas de carácter votivo. Dentro de este período destacan las construcciones funerarias, denominadas túmulos, fechadas entre los años 3.000 y 1.800 a. C., entre los que destacamos el denominado A Casa dos Mouros, en la subida al parque de A Madroa. Petroglifos destacados son los de Fragoselo y el de Millaradas.
En la transición del III al II milenio a. C., hay un numeroso conjunto de grabados rupestres con representaciones de motivos geométricos, armas y fauna. Varios hallazgos de cerámica, armas de bronce y más grabados rupestres nos señalan la existencia de habitantes y poblaciones en la llamada Edad de Bronce, entre los años 1.900 y el 800 a. C.
La cultura castreña, que abarca toda la Edad de Hierro y la cual se desarrolló en Galicia desde el siglo VIII a.C hasta el fin del I d. C, dejó en Vigo numerosos vestigios como muestra la existencia de 26 poblados de castros. Este dato nos indica que en esta época, Vigo, tuvo una de las mayores densidades de población de toda Galicia. El mayor de estos poblados es el situado en la ladera del monte de O Castro. Sus habitantes vivían de la agricultura, actividad que complementaban con la caza y la pesca. Trabajaban asimismo el hierro y la piedra.
ÉPOCA ROMANA
En Vigo, denominada "Vicus Spacorum", el proceso de romanización se produce de forma temprana. Los vestigios arqueológicos muestran la existencia de una intensa actividad portuaria y comercial en el litoral vigués desde el siglo II a. C. hasta el siglo I d.C, siglo en el que se establece la pax romana.
Del proceso de romanización quedan relevantes vestigios: villas esparcidas por todo el litoral (Alcabre o Toralla), restos de instalaciones portuarias, calles, instalaciones (salinas y fábricas de salazón), necrópolis, restos subacuáticos… así como la intensa romanización de los poblados castreños del municipio.
Las últimas excavaciones realizadas en el Areal y en el Casco Vello nos revelan la posible existencia entre los siglos III y VI d.C, de un importante asentamiento humano como el "vicus romano".
DEL SIGLO XV AL XVIII
A pesar de los continuos ataques de piratas, Vigo va creciendo. Gana importancia en este período la actividad artesanal y el comercio, pero la actividad más importante es la pesca de sardina.
En el 1585 el pirata inglés Francis Drake intenta tomar la villa, fracasando gracias a la oposición de los vecinos. Cuatro años más tarde, ataca de nuevo la ciudad, arrasando y quemando todo lo que encuentra a su paso. Los armadores vigueses organizan la defensa y consiguen la patente de corso de la corona para saquear los barcos comerciales enemigos.
En 1617 los piratas turcos intentan el asalto de la ciudad, siendo repelido por los vecinos. Estos frecuentes ataques marítimos obligan a la construcción en 1656 de las murallas de la ciudad y del Castillo de San Sebastián.
En 1702 se produce el episodio más importante de la historia de la ciudad, la batalla de Rande. La flota anglo-holandesa persigue dentro de la ría a la Flota de la Plata española y los barcos de guerra franceses que la escoltaban. Esta importante flota, cargada de riquezas procedentes de América es destruida después de una cruenta batalla en mar y tierra. Los ingleses se llevaron varios barcos con tesoros pero el resto fueron hundidos por las llamas y hoy se encuentran en los fondos de la ensenada de San Simón.
En 1778 Carlos III rompe con el monopolio de los puertos autorizados a comerciar con América y Vigo comienza a beneficiarse del tráfico de alto bordo. En esta época la villa de Vigo estaba completamente cerrada con una muralla, construida con motivo de la Guerra de Restauración Portuguesa ante el temor de una posible invasión. Cerca del mar estaba el bastión de Laxe y en el lado opuesto, el castillo de San Sebastián. A lo largo de la muralla se abrían siete puertas: la de Falperra, Berbés, el Mar, Laxe, Gamboa, Sol y la del Placer.
En la segunda mitad del siglo XVIII la llegada a la ciudad de comerciantes e industriales catalanes supone una pequeña revolución económica, proliferando las fábricas de salazón, jabón y productos de cuero y lino.
EN EL SIGLO XIX
En 1809 Vigo fue ocupado por el ejército francés. La resistencia popular dirigida por el militar Morillo y Cachamuíña provoca un levantamiento que termina con la expulsión de los militares galos. Este episodio motivó la concesión a Vigo del título de ciudad "Fiel, Leal y Valerosa". En 1833 se acondiciona el camino real que lleva a Madrid, conocido como carretera de Castilla o de Villacastín. Un año después se terminan las obras de construcción de la Colegiata por Melchor de Prado, ya que el antiguo templo había sido destruido en uno de los numerosos saqueos sufridos por la villa.
A mediados de siglo se crean la sucursal del Banco de España y el nuevo muelle de piedra. La ciudad crece y sus regidores acuerdan demoler las murallas para facilitar su expansión.
La segunda mitad del siglo XIX fue un período de continuo crecimiento de la ciudad, propiciado entre otras cosas, por el incremento de las relaciones con América. Desde 1855 se establecen servicios de comunicación marítimos periódicos con La Habana, Buenos Aires y Puerto Rico. Una década después empieza la construcción del ferrocarril y las obras de relleno de la Ría para ampliar las instalaciones portuarias, inaugurándose la línea Orense-Vigo en 1881.
En este tiempo continúan abriéndose en la ciudad fábricas de salazón y de derivados de productos marinos, lo que provoca el crecimiento de la población asalariada y también de una burguesía financiera. Vigo se expande extramuros con la apertura de nuevas calles y la construcción de nobles edificios de piedra. En 1880 se crea la Caja de Ahorros de Vigo y un año después se constituye la Junta de Obras del Puerto.
En 1899 el puerto de Vigo recibía a los soldados malheridos procedentes de la Guerra de Cuba, acogiéndolos y prestándoles la ayuda necesaria. Este hecho le otorgó el rango de siempre benéfica, por lo que desde entonces, el escudo de la ciudad guarda el lema de “Leal y Valerosa ciudad de Vigo y Siempre Benéfica”.
El incremento de las relaciones con América, la instalación de nuevas industrias y la mejora de las comunicaciones han sido una constante a lo largo de los siglos XIX y XX. A finales de la centuria, la ciudad contaba ya con 15.000 habitantes.
VIGO EN LOS SIGLOS XX Y XXI
A comienzos del siglo XX la burguesía liberal viguesa se apropia de los mecanismos del poder económico y político. El asentamiento de empresarios catalanes en el siglo XIX, en el barrio del Areal, propició el desarrollo de la industria de la salazón de pescado y el resurgimiento de una etapa de gran crecimiento de la industria pesquera.
En el primer tercio del siglo XX el puerto de Vigo se asocia a la imagen de emigración de miles de gallegos que se embarcaron rumbo al continente americano, pero también al desarrollo económico. Comienzan a crearse importantes empresas en la ciudad como los astilleros de Barreras (a finales del siglo XIX) y Vulcano, así como Pescanova y una multitud de empresas relacionadas con el mar, siendo el sector industrial por antonomasia, al cual hay que imputar la creación y expansión de la mayor parte de las demás industrias.
Otro símbolo de la ciudad fue el tranvía, que empezó a funcionar en 1914. La ciudad en este tiempo tiene una enorme actividad social, abundan los periódicos y semanarios, las asociaciones y las organizaciones de carácter político o sindical, pero todo este dinamismo quedó neutralizado con el estallido de la Guerra Civil. Según avanza el siglo, Vigo absorbe el municipio de Bouzas en 1904 y el de Lavadores en 1941, agrandando su término administrativo y aumentando su población.
A mediados de siglo se traza la Gran Vía y la ciudad sufre un gran crecimiento demográfico con la incipiente creación de barrios residenciales como el de Coia. Se instalan nuevas industrias, como Citroën Hispania, al tiempo que mejoran las comunicaciones y se crean nuevos planes para ensanchar la ciudad. Vigo sufre un elevado crecimiento demográfico, pasando de los 30.000 habitantes que había en 1910 a los casi 300.000 de hoy en día.
La notable expansión del Puerto de Vigo hasta nuestros días lo han convertido en el principal Puerto Pesquero de España y en uno de los más importantes del mundo.
Su reconocimiento a nivel internacional ha sido propiciado por la celebración anual de varias exposiciones mundiales de pesca celebradas en nuestra ciudad. La construcción del Auditorio-Palacio de Congresos en la ciudad potenciará notablemente el turismo congresual y de negocios y contribuirá a la potenciación del sector servicios y al desarrollo de Vigo.
La industria automovilística, los astilleros, las conserveras, la construcción, la moda, etc., son algunas de las principales actividades económicas que convierten a Vigo en el motor económico de Galicia.
La proximidad de Portugal ha favorecido también el establecimiento de una estrecha relación comercial, cultural y de comunicaciones con el norte de Portugal, que ha beneficiado enormemente al desarrollo económico e industrial de la ciudad, convirtiéndose por excelencia en la gran ciudad comercial y de servicios del sur de Galicia y del Norte de Portugal.
A pesar de los continuos ataques de piratas, Vigo va creciendo. Gana importancia en este período la actividad artesanal y el comercio, pero la actividad más importante es la pesca de sardina.
En el 1585 el pirata inglés Francis Drake intenta tomar la villa, fracasando gracias a la oposición de los vecinos. Cuatro años más tarde, ataca de nuevo la ciudad, arrasando y quemando todo lo que encuentra a su paso. Los armadores vigueses organizan la defensa y consiguen la patente de corso de la corona para saquear los barcos comerciales enemigos.
En 1617 los piratas turcos intentan el asalto de la ciudad, siendo repelido por los vecinos. Estos frecuentes ataques marítimos obligan a la construcción en 1656 de las murallas de la ciudad y del Castillo de San Sebastián.
En 1702 se produce el episodio más importante de la historia de la ciudad, la batalla de Rande. La flota anglo-holandesa persigue dentro de la ría a la Flota de la Plata española y los barcos de guerra franceses que la escoltaban. Esta importante flota, cargada de riquezas procedentes de América es destruida después de una cruenta batalla en mar y tierra. Los ingleses se llevaron varios barcos con tesoros pero el resto fueron hundidos por las llamas y hoy se encuentran en los fondos de la ensenada de San Simón.
En 1778 Carlos III rompe con el monopolio de los puertos autorizados a comerciar con América y Vigo comienza a beneficiarse del tráfico de alto bordo. En esta época la villa de Vigo estaba completamente cerrada con una muralla, construida con motivo de la Guerra de Restauración Portuguesa ante el temor de una posible invasión. Cerca del mar estaba el bastión de Laxe y en el lado opuesto, el castillo de San Sebastián. A lo largo de la muralla se abrían siete puertas: la de Falperra, Berbés, el Mar, Laxe, Gamboa, Sol y la del Placer.
En la segunda mitad del siglo XVIII la llegada a la ciudad de comerciantes e industriales catalanes supone una pequeña revolución económica, proliferando las fábricas de salazón, jabón y productos de cuero y lino.
EN EL SIGLO XIX
En 1809 Vigo fue ocupado por el ejército francés. La resistencia popular dirigida por el militar Morillo y Cachamuíña provoca un levantamiento que termina con la expulsión de los militares galos. Este episodio motivó la concesión a Vigo del título de ciudad "Fiel, Leal y Valerosa". En 1833 se acondiciona el camino real que lleva a Madrid, conocido como carretera de Castilla o de Villacastín. Un año después se terminan las obras de construcción de la Colegiata por Melchor de Prado, ya que el antiguo templo había sido destruido en uno de los numerosos saqueos sufridos por la villa.
A mediados de siglo se crean la sucursal del Banco de España y el nuevo muelle de piedra. La ciudad crece y sus regidores acuerdan demoler las murallas para facilitar su expansión.
La segunda mitad del siglo XIX fue un período de continuo crecimiento de la ciudad, propiciado entre otras cosas, por el incremento de las relaciones con América. Desde 1855 se establecen servicios de comunicación marítimos periódicos con La Habana, Buenos Aires y Puerto Rico. Una década después empieza la construcción del ferrocarril y las obras de relleno de la Ría para ampliar las instalaciones portuarias, inaugurándose la línea Orense-Vigo en 1881.
En este tiempo continúan abriéndose en la ciudad fábricas de salazón y de derivados de productos marinos, lo que provoca el crecimiento de la población asalariada y también de una burguesía financiera. Vigo se expande extramuros con la apertura de nuevas calles y la construcción de nobles edificios de piedra. En 1880 se crea la Caja de Ahorros de Vigo y un año después se constituye la Junta de Obras del Puerto.
En 1899 el puerto de Vigo recibía a los soldados malheridos procedentes de la Guerra de Cuba, acogiéndolos y prestándoles la ayuda necesaria. Este hecho le otorgó el rango de siempre benéfica, por lo que desde entonces, el escudo de la ciudad guarda el lema de “Leal y Valerosa ciudad de Vigo y Siempre Benéfica”.
El incremento de las relaciones con América, la instalación de nuevas industrias y la mejora de las comunicaciones han sido una constante a lo largo de los siglos XIX y XX. A finales de la centuria, la ciudad contaba ya con 15.000 habitantes.
VIGO EN LOS SIGLOS XX Y XXI
A comienzos del siglo XX la burguesía liberal viguesa se apropia de los mecanismos del poder económico y político. El asentamiento de empresarios catalanes en el siglo XIX, en el barrio del Areal, propició el desarrollo de la industria de la salazón de pescado y el resurgimiento de una etapa de gran crecimiento de la industria pesquera.
En el primer tercio del siglo XX el puerto de Vigo se asocia a la imagen de emigración de miles de gallegos que se embarcaron rumbo al continente americano, pero también al desarrollo económico. Comienzan a crearse importantes empresas en la ciudad como los astilleros de Barreras (a finales del siglo XIX) y Vulcano, así como Pescanova y una multitud de empresas relacionadas con el mar, siendo el sector industrial por antonomasia, al cual hay que imputar la creación y expansión de la mayor parte de las demás industrias.
Otro símbolo de la ciudad fue el tranvía, que empezó a funcionar en 1914. La ciudad en este tiempo tiene una enorme actividad social, abundan los periódicos y semanarios, las asociaciones y las organizaciones de carácter político o sindical, pero todo este dinamismo quedó neutralizado con el estallido de la Guerra Civil. Según avanza el siglo, Vigo absorbe el municipio de Bouzas en 1904 y el de Lavadores en 1941, agrandando su término administrativo y aumentando su población.
A mediados de siglo se traza la Gran Vía y la ciudad sufre un gran crecimiento demográfico con la incipiente creación de barrios residenciales como el de Coia. Se instalan nuevas industrias, como Citroën Hispania, al tiempo que mejoran las comunicaciones y se crean nuevos planes para ensanchar la ciudad. Vigo sufre un elevado crecimiento demográfico, pasando de los 30.000 habitantes que había en 1910 a los casi 300.000 de hoy en día.
La notable expansión del Puerto de Vigo hasta nuestros días lo han convertido en el principal Puerto Pesquero de España y en uno de los más importantes del mundo.
Su reconocimiento a nivel internacional ha sido propiciado por la celebración anual de varias exposiciones mundiales de pesca celebradas en nuestra ciudad. La construcción del Auditorio-Palacio de Congresos en la ciudad potenciará notablemente el turismo congresual y de negocios y contribuirá a la potenciación del sector servicios y al desarrollo de Vigo.
La industria automovilística, los astilleros, las conserveras, la construcción, la moda, etc., son algunas de las principales actividades económicas que convierten a Vigo en el motor económico de Galicia.
La proximidad de Portugal ha favorecido también el establecimiento de una estrecha relación comercial, cultural y de comunicaciones con el norte de Portugal, que ha beneficiado enormemente al desarrollo económico e industrial de la ciudad, convirtiéndose por excelencia en la gran ciudad comercial y de servicios del sur de Galicia y del Norte de Portugal.