MUROS
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CONTACTO
Ayuntamiento de Muros Dirección: Curro da Praza, 1 15250 Muros, A Coruña Tel. 981 82 63 06 Fax. 981 762 257 |
GUÍA TURÍSTICA
QUÉ VISITAR
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MONTE Y LAGUNA DE LOURO
Muros - A Coruña A la entrada de la ría de Muros e Noia, de camino hacia la Costa da Morte, sorprende la silueta del Monte Louro. Con sus dos jorobas de granito y una altura de 241 m, el monte parece emerger directamente del mar. Al pie del Monte, encerrada por la blanquísima lengua de arena de la playa de Area Maior, está la laguna de As Xarfas, un complejo ecosistema dunar de gran riqueza botánica y faunística. Muy cerca, completando este hermoso espacio natural, la magnífica playa do Ancoradoiro.
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MOLINO DEL POZO DE CACHÓN
Serres, Muros - A Coruña Se trata de un molino de marea construido en el primer cuarto del siglo XIX que se comenzó a rehabilitar en el año 1990. Su importancia estriba en que es uno de los molinos de esta tipología más grandes de España y sus instalaciones tienen un alto interés etnográfico, artístico y cultural, formando parte de la historia local de esta tierra. Su planta es rectangular alcanzando un gran desarrollo longitudinal, en la que se diferencia la zona de molinos propiamente dicha y la parte que antiguamente estuvo dedicada a almacén.
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PETROGLIFO DE LAXE DAS RODAS
Louro, Muros - A Coruña Fue descubierto en el año 1956 y éste se relaciona con el extendido culto al sol, pudiendo representar un calendario. La estación de Laxe das Rodas consta de un grupo de diez figuras que representan dos símbolos espirales, siete circuliformes y un caballo solar. En la misma parroquia de Louro se encuentran otros muchos petroglifos de interés al igual que en las parroquias de Muros y Serres, destacando en esta última la complejidad de los grabados que componen la estación de Cova da Bruxa.
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SITUACIÓN
El ayuntamiento de Muros está situado en el extremo norte de la ría de Muros y Noia, la más septentrional de las Rías Baixas. Su enclave privilegiado y la riqueza histórica de la villa la convierten en uno de los municipios gallegos con mayores potencialidades de explotación turística. Está integrado por siete parroquias: Abelleira, Esteiro, Louro, Muros, Serres, Tal y Torea.
El ayuntamiento de Muros está situado en el extremo norte de la ría de Muros y Noia, la más septentrional de las Rías Baixas. Su enclave privilegiado y la riqueza histórica de la villa la convierten en uno de los municipios gallegos con mayores potencialidades de explotación turística. Está integrado por siete parroquias: Abelleira, Esteiro, Louro, Muros, Serres, Tal y Torea.
CÓMO LLEGAR
Desde A Coruña:
Carreteras LC-400, LC-402 y LC-403, por Sigrás, pasando por las tierras de Xallas y Santa Comba hasta Muros (112 Kilómetros). Otras opciones serán por Santiago (126 kilómetros) o por Carballo dirección Santa Comba (103 kilómetros). La C-550, de Cee a Tui, recorre todo el litoral. |
HISTORIA
La historia de la villa de Muros comienza hace ya mucho tiempo, posiblemente alrededor del siglo X, cuando el rey D. Sancho IV mandó repoblar este lugar que comprendía desde O Ézaro hasta el actual Ponte Nafonso a través de un foro, y su primer nombre conocido es el de Puebla de Muro. El primer documento generado por esta decisión del rey y que prueba su existencia como villa pertenece al año 1286, aunque es posible que este lugar ya estuviese habitado en siglos anteriores, como lo demuestran los importantes restos prehistóricos diseminados por todo el municipio (gran cantidad de castros, restos de calzadas romanas y numerosas estaciones de arte rupestre, entre los que destacan por su singular belleza y calidad de factura los petroglifos de Louro y Serres). Otro documento que prueba la dependencia que va a tener la villa de la Mitra Compostelana en estos primeros tiempos es el privilegio de cesión que se hizo de la misma en el año 1298 respondiendo a una donación del rey Fernando IV, en virtud del cual Muros deja de ser Villa Realenga para pasar a depender de la Iglesia de Compostela. Será en este momento cuando desaparezcan de su escudo el castillo y el león, símbolos de los reyes de Castilla, para figurar en él dos vieiras que representan a la Iglesia Compostelana.
El primer emplazamiento parece ser que se correspondía con la parte sur del actual. Pasado el tiempo esta pequeña villa fue ganando en importancia y por tal motivo en el año 1520 fue circundada por una muralla de entre tres y cuatro metros de grosor que alcanzaba los siete metros de altura, y que dividía a la población en dos barrios perfectamente delimitados: el de la Cerca y el de la Xesta.
La puerta principal que daba acceso al recinto del pueblo era la Porta da Vila, que se localizaba en las proximidades de la actual Casa Consistorial, y estaba flanqueada por dos poderosas torres defensivas. Otras dos puertas y dieciocho torres almenadas que superaban los once metros de altura completaban el amurallamiento defensivo de la villa, que terminó de desaparecer no hace muchos años al igual que las fortificaciones que velaban por la seguridad de sus habitantes: el Castillo, construido por el marqués de Cerralbo a finales del siglo XVI en las inmediaciones de la actual lonja, y que contaba en el siglo XVIII con la presencia de doce cañones; la Torre Vieja, emplazada en el barrio del Carmen; y el Fuerte de Monte Louro, que fuera construido en el año 1520 por orden del arzobispo D. Alonso III de Fonseca para defender la ensenada de Louro de los ataques de piratas e invasores, y que estaba considerado como el punto defensivo más importante de Muros, llegando a contar en algún tiempo con dieciséis cañones.
La historia de la villa que estuvo gobernada por el Concejo que se reunía en el atrio de la actual iglesia parroquial de San Pedro, está animada con la sucesión de hechos importantes que marcaron tanto su fisonomía, de hondas huellas medievales, como el carácter de sus gentes. Así un acontecimiento de gran importancia historica tuvo lugar en el año 1544, cuando la Armada Española, al mando del almirante D. Álvaro de Bazán, derrotó a la escuadra francesa en la batalla de Muros. Tiempo después, concretamente en el mes de marzo del año 1809, los habitantes de Muros no pudieron evitar que el pueblo fuera destruido por las tropas napoleónicas en tan sólo doce horas, dentro de los sucesos acaecidos durante la Guerra de la Independencia. En esta lucha la villa quedó arrasada y además de las pérdidas humanas y materiales (190 casas fueron totalmente destruidas) se contabiliza la desaparición del Archivo Municipal, que fue presa de las llamas, con lo cual se perdió la mayoría de la documentación histórica.
Su puerto, de gran tradición, cuna de marineros ilustres, es ya desde el siglo XV considerado como uno de los mejores de Galicia e incluso es así denominado por el rey de Castilla Juan II, que además lo habilitó para exportar e importar.
La historia de Muros no se puede desligar pues de la importancia comercial de su puerto y del mar y esta combinación cobra más importancia aún si cabe con la llegada del siglo XIX. A este momento se circunscribe la presencia en la villa de empresarios catalanes que se instalan en Muros para inaugurar, tanto en el núcleo como en las parroquias que dan al mar, toda una serie de fábricas de salazón (más de treinta de sardina y arenque fundamentalmente) que marcaron tanto la vida laboral de este pueblo como su fisonomía, pues la tipología característica de estas factorías junto a los muchos astilleros que funcionaron también aquí contribuyeron a acentuar el aspecto pintoresco y evocador de esta población marinera.
La importancia histórica de Muros es pues incuestionable y prueba de ello la tenemos en las múltiples ocasiones en que fue visitada por monarcas de la Corona de Castilla. La última visita real estuvo a cargo de la reina madre María Cristina, del rey Alfonso XII y de sus hermanas que estuvieron en la villa a principios de siglo, llegando en una flota compuesta por numerosos barcos que durante unos días atracaron en el muelle de la villa. Los monarcas y su séquito recorrieron las calles y plazas de Muros y estuvieron de acuerdo en afirmar la belleza de esta localidad y la importancia de su pasado histórico.
El primer emplazamiento parece ser que se correspondía con la parte sur del actual. Pasado el tiempo esta pequeña villa fue ganando en importancia y por tal motivo en el año 1520 fue circundada por una muralla de entre tres y cuatro metros de grosor que alcanzaba los siete metros de altura, y que dividía a la población en dos barrios perfectamente delimitados: el de la Cerca y el de la Xesta.
La puerta principal que daba acceso al recinto del pueblo era la Porta da Vila, que se localizaba en las proximidades de la actual Casa Consistorial, y estaba flanqueada por dos poderosas torres defensivas. Otras dos puertas y dieciocho torres almenadas que superaban los once metros de altura completaban el amurallamiento defensivo de la villa, que terminó de desaparecer no hace muchos años al igual que las fortificaciones que velaban por la seguridad de sus habitantes: el Castillo, construido por el marqués de Cerralbo a finales del siglo XVI en las inmediaciones de la actual lonja, y que contaba en el siglo XVIII con la presencia de doce cañones; la Torre Vieja, emplazada en el barrio del Carmen; y el Fuerte de Monte Louro, que fuera construido en el año 1520 por orden del arzobispo D. Alonso III de Fonseca para defender la ensenada de Louro de los ataques de piratas e invasores, y que estaba considerado como el punto defensivo más importante de Muros, llegando a contar en algún tiempo con dieciséis cañones.
La historia de la villa que estuvo gobernada por el Concejo que se reunía en el atrio de la actual iglesia parroquial de San Pedro, está animada con la sucesión de hechos importantes que marcaron tanto su fisonomía, de hondas huellas medievales, como el carácter de sus gentes. Así un acontecimiento de gran importancia historica tuvo lugar en el año 1544, cuando la Armada Española, al mando del almirante D. Álvaro de Bazán, derrotó a la escuadra francesa en la batalla de Muros. Tiempo después, concretamente en el mes de marzo del año 1809, los habitantes de Muros no pudieron evitar que el pueblo fuera destruido por las tropas napoleónicas en tan sólo doce horas, dentro de los sucesos acaecidos durante la Guerra de la Independencia. En esta lucha la villa quedó arrasada y además de las pérdidas humanas y materiales (190 casas fueron totalmente destruidas) se contabiliza la desaparición del Archivo Municipal, que fue presa de las llamas, con lo cual se perdió la mayoría de la documentación histórica.
Su puerto, de gran tradición, cuna de marineros ilustres, es ya desde el siglo XV considerado como uno de los mejores de Galicia e incluso es así denominado por el rey de Castilla Juan II, que además lo habilitó para exportar e importar.
La historia de Muros no se puede desligar pues de la importancia comercial de su puerto y del mar y esta combinación cobra más importancia aún si cabe con la llegada del siglo XIX. A este momento se circunscribe la presencia en la villa de empresarios catalanes que se instalan en Muros para inaugurar, tanto en el núcleo como en las parroquias que dan al mar, toda una serie de fábricas de salazón (más de treinta de sardina y arenque fundamentalmente) que marcaron tanto la vida laboral de este pueblo como su fisonomía, pues la tipología característica de estas factorías junto a los muchos astilleros que funcionaron también aquí contribuyeron a acentuar el aspecto pintoresco y evocador de esta población marinera.
La importancia histórica de Muros es pues incuestionable y prueba de ello la tenemos en las múltiples ocasiones en que fue visitada por monarcas de la Corona de Castilla. La última visita real estuvo a cargo de la reina madre María Cristina, del rey Alfonso XII y de sus hermanas que estuvieron en la villa a principios de siglo, llegando en una flota compuesta por numerosos barcos que durante unos días atracaron en el muelle de la villa. Los monarcas y su séquito recorrieron las calles y plazas de Muros y estuvieron de acuerdo en afirmar la belleza de esta localidad y la importancia de su pasado histórico.