A ILLA DE AROUSA
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CONTACTO
Oficina de turismo Dirección: Rúa de Palmeira, 25 36626, Illa de Arousa – Pontevedra Telf: (+34) 986 52 70 80 / 687 80 71 09 Mail: [email protected] |
GUÍA TURÍSTICA
QUÉ VISITAR
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ESPACIO NATURAL DE CARREIRÓN
A Illa de Arousa, Pontevedra El Espacio Natural de Carreirón está situado en la zona sur de la Isla, en una península unida a este municipio por el Tómbolo de las Salinas, con unas 550 hectáreas está incluida en el área protegida denominada “Complejo Intermareal Umia-O Grove, A Lanzada, Punta Carreirón y Lagoa Bodeira”. Esta zona de grandes ecosistemas, lagunas, dunas y marismas tiene otorgadas varias categorías de protección como la Red Natura 2000, humedal protegido, Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), Zona RAMSAR y Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA).
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LOS MOLINOS
A Illa de Arousa, Pontevedra En A Illa de Arousa hay dos ejemplos claros de la vida de labranza de sus habitantes, que a pesar de estar muy ligada al mar, también tiene su relación con ese mundo arraigado a la tierra: el Molino de Mareas y el Molino de Viento, los dos del siglo XII, coincidente con la introducción del maíz en Galicia y del salto que esto supuso para la creación de estos inventos hidráulicos y eólicos.
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MIRADOR CON DO FORNO
A Illa de Arousa, Pontevedra Es el punto más alto de este municipio (63m). Desde aquí se puede contemplar una panorámica de toda la Isla, el puente y los ayuntamientos colindantes: Vilagarcía de Arousa, Vilanova de Arousa, Cambados y O Grove. Además, por la parte de atrás, desde el Mirador Con da Grañeira, se puede ver una panorámica diferente de la Sierra de O Barbanza.
La Imagen del Corazón de Jesús, “O Santo”, instalada en este alto desde 1962, fue tallada con la piedra procedente de las canteras de Noia por el popularmente llamado “Mestre Mateo”. |
SITUACIÓN
En el corazón da Ría de Arousa, en la provincia de Pontevedra, está situada la Illa de Arousa, la isla más grande y poblada de la Comunidad Gallega, con algo más de 5.000 habitantes. Con la belleza característica de las Rías Baixas, esta isla de la comarca del Salnés, está unida a la península por un puente de 2 km de longitud (también uno de los más largos de Europa), desde 1985.
En el corazón da Ría de Arousa, en la provincia de Pontevedra, está situada la Illa de Arousa, la isla más grande y poblada de la Comunidad Gallega, con algo más de 5.000 habitantes. Con la belleza característica de las Rías Baixas, esta isla de la comarca del Salnés, está unida a la península por un puente de 2 km de longitud (también uno de los más largos de Europa), desde 1985.
CÓMO LLEGAR
Desde Vigo: A Illa de Arousa se encuentra a unos 70 km. de Vigo. Debemos tomar la autopista AP9/ E1, recorriéndola durante aproximadamente 40km., hasta llegar a la salida 119. Desde aquí nos incorporamos a la vía de alta capacidad VRG-4.1 dirección Sanxenxo. Salimos en Ribadumia incorporándonos a la VRG-4.2 dirección a Cambados; al llegar al final (en la rotonda con una gran fuente en su centro) pasamos a la VRG-4.3 y tomamos la salida indicada para A Illa de Arousa.
Desde Santiago de Compostela: Aproximadamente 62 km. separan A Illa de Arousa de Santiago de Compostela. Cogemos la autopista AP9/ E1 en dirección a Pontevedra. Después de unos 35 km., aparecerá la salida 110, salida que tomaremos hacia la N-640 con dirección a Villagarcía de Arousa. Una vez hemos llegado a Vilagarcía, unos 12 km nos separan de nuestro destino. Siguiendo la PO-549 llegaremos sin problema alguno a la Illa de Arousa. |
HISTORIA

Los restos más antiguos que prueban la existencia de habitantes en la Illa de Arousa, se remontan ala Era Prehistórica. Pero a la espera de nuevas investigaciones, la historia de A Illa se comienza a relatar en la época del emperador romano Octavio Augusto (27 a.C.-14 d.C.). La presencia romana queda demostrada por los vestigios de un asentamiento en Punta Cabalo, donde se practicó, ya de aquella, el salado y el sochado de pescado.
En tiempos de Domiciano (81-96 d.C.) existió una Necrópolis en el Campo dos Bufos y una villa romana cerca de Nasos, emplazamientos que tienen pendiente una investigación arqueológica.
La situación geográfica y las características intrínsecas de una isla, hicieron posible que este lugar quedara al margen de los acontecimientos más relevantes de la Baja Edad Media. Aquí la vida transcurría paralela y ajena a hechos que cambiaban el resto del mundo. Una historia de A Illa tiene forzosamente un hilo conductor, que es la búsqueda de su identidad, la lucha por elevar las diferencias a la categoría de virtudes propias de ser insular. El primer acontecimiento determinante en este sentido tiene lugar en el siglo VII, cuando San Fructuoso manda construir en A Illa un monasterio dedicado a San Julián.
Las relaciones con la iglesia vienen de antiguo, desde que el obispo Consencio la incluye en la diócesis iriense. El rey Alfonso II, en 835, dota esta Isla, junto con las islas de Ons, Sálvora, Framio y Sinales, a los vigilantes de la tumba del Apóstol Santiago. En este siglo se producen las invasiones vikingas; este pueblo apreció las características estratégicas de la Ría de Arousa. Así, en el siglo X, el rey vikingo Gunderedo toma las islas de Arousa y Cortegada como bases de sus desembarcos, poco después de que Ordoño II, rey de Galicia, donase la mitad de la Isla al monasterio de San Martín Pinario. Los vikingos fueron expulsados (970) pero dejaron para siempre parte de su cultura en el pueblo arousán, como lo demuestra la presencia de la dorna, la embarcación tradicional indisociable de la forma de vida insular.
El miedo a posibles invasiones hizo que se quisiera reforzar la vigilancia de las costas gallegas, y así, el obispo Cresconio decide la construcción de torres en Catoira, Lobeira, Lantaño, San Sadorniño, A Lanzada y Arousa (1037-1066). Esta última se alcanzaba en el actual barrio de la Torre y ofrecía la vista a toda la Ría.
A Illa tuvo su lugar en otras fechas históricas: en 1248, barcos hechos y tripulados por arousanes participan en el cerco de Sevilla para lucha contra los sarracenos. A partir de 1311, por orden de Fernando IV, los de Arousa se encargaban de proveer de aceite la lámpara de la Catedral de Compostela.
La toma de Constantinopla por los turcos en 1453, marca convencionalmente el final de la Edad Media en Europa. Un cambio de esas dimensiones llevado a la historia de la Isla lo encontramos en 1548, cuando se produce el reparto de su tierra en trece foros; son los llamados “trece vecinos”, y a partir de aquí se produce un cambio trascendental que significó la aparición de la idea de independencia territorial. La población no dejará de crecer y de evolucionar desde una economía agrícola, hasta hacer de la pesca la actividad generalizada. En el siglo XVIII la pesca era la actividad principal. En la década de los 70 se produce un fenómeno que afectará directamente a la isa: la llegada de catalanes a las Rías Baixas que convirtieron varias villas marineras en núcleos pre-industriais. Las técnicas autóctonas de pesca no eran lo suficientemente productivas para las pretensiones de los inmigrantes catalanes. Así, los “fomentadores” declararon la guerra a la sardina con un arte de pesca desconocida hasta entonces en la Ría: en 1775 había dos “xávegas” en la Illa de Arousa. Pero la industrialización del lugar llegó realmente en 1843, cuando Juan Goday Güal instala la que fue la primera fábrica de conserva de pescado de Galicia, nombrada proveedora de la Casa Real en 1881. A lo largo de tres generaciones, los Goday mantuvieron en pie una empresa en la que trabajaron cientos de vecinos de A Illa, convirtiéndose en parte de su patrimonio histórico. A Illa llegó a contar con 11 fábricas que explotaron durante años los productos más demandados de su mar.
El siglo XX está marcado por logros importantes en el terreo social, por el esfuerzo que hicieron sus habitantes para conseguir mejoras en las comunicaciones, la dificultad que supuso la llegada de la luz eléctrica, el teléfono y, sobre todo, la consecución del puente que une A Illa de Arousa con Vilanova, y su inauguración en septiembre de 1985. Así como la consecución de la autonomía como ayuntamiento el 1 de enero de 1997.
En tiempos de Domiciano (81-96 d.C.) existió una Necrópolis en el Campo dos Bufos y una villa romana cerca de Nasos, emplazamientos que tienen pendiente una investigación arqueológica.
La situación geográfica y las características intrínsecas de una isla, hicieron posible que este lugar quedara al margen de los acontecimientos más relevantes de la Baja Edad Media. Aquí la vida transcurría paralela y ajena a hechos que cambiaban el resto del mundo. Una historia de A Illa tiene forzosamente un hilo conductor, que es la búsqueda de su identidad, la lucha por elevar las diferencias a la categoría de virtudes propias de ser insular. El primer acontecimiento determinante en este sentido tiene lugar en el siglo VII, cuando San Fructuoso manda construir en A Illa un monasterio dedicado a San Julián.
Las relaciones con la iglesia vienen de antiguo, desde que el obispo Consencio la incluye en la diócesis iriense. El rey Alfonso II, en 835, dota esta Isla, junto con las islas de Ons, Sálvora, Framio y Sinales, a los vigilantes de la tumba del Apóstol Santiago. En este siglo se producen las invasiones vikingas; este pueblo apreció las características estratégicas de la Ría de Arousa. Así, en el siglo X, el rey vikingo Gunderedo toma las islas de Arousa y Cortegada como bases de sus desembarcos, poco después de que Ordoño II, rey de Galicia, donase la mitad de la Isla al monasterio de San Martín Pinario. Los vikingos fueron expulsados (970) pero dejaron para siempre parte de su cultura en el pueblo arousán, como lo demuestra la presencia de la dorna, la embarcación tradicional indisociable de la forma de vida insular.
El miedo a posibles invasiones hizo que se quisiera reforzar la vigilancia de las costas gallegas, y así, el obispo Cresconio decide la construcción de torres en Catoira, Lobeira, Lantaño, San Sadorniño, A Lanzada y Arousa (1037-1066). Esta última se alcanzaba en el actual barrio de la Torre y ofrecía la vista a toda la Ría.
A Illa tuvo su lugar en otras fechas históricas: en 1248, barcos hechos y tripulados por arousanes participan en el cerco de Sevilla para lucha contra los sarracenos. A partir de 1311, por orden de Fernando IV, los de Arousa se encargaban de proveer de aceite la lámpara de la Catedral de Compostela.
La toma de Constantinopla por los turcos en 1453, marca convencionalmente el final de la Edad Media en Europa. Un cambio de esas dimensiones llevado a la historia de la Isla lo encontramos en 1548, cuando se produce el reparto de su tierra en trece foros; son los llamados “trece vecinos”, y a partir de aquí se produce un cambio trascendental que significó la aparición de la idea de independencia territorial. La población no dejará de crecer y de evolucionar desde una economía agrícola, hasta hacer de la pesca la actividad generalizada. En el siglo XVIII la pesca era la actividad principal. En la década de los 70 se produce un fenómeno que afectará directamente a la isa: la llegada de catalanes a las Rías Baixas que convirtieron varias villas marineras en núcleos pre-industriais. Las técnicas autóctonas de pesca no eran lo suficientemente productivas para las pretensiones de los inmigrantes catalanes. Así, los “fomentadores” declararon la guerra a la sardina con un arte de pesca desconocida hasta entonces en la Ría: en 1775 había dos “xávegas” en la Illa de Arousa. Pero la industrialización del lugar llegó realmente en 1843, cuando Juan Goday Güal instala la que fue la primera fábrica de conserva de pescado de Galicia, nombrada proveedora de la Casa Real en 1881. A lo largo de tres generaciones, los Goday mantuvieron en pie una empresa en la que trabajaron cientos de vecinos de A Illa, convirtiéndose en parte de su patrimonio histórico. A Illa llegó a contar con 11 fábricas que explotaron durante años los productos más demandados de su mar.
El siglo XX está marcado por logros importantes en el terreo social, por el esfuerzo que hicieron sus habitantes para conseguir mejoras en las comunicaciones, la dificultad que supuso la llegada de la luz eléctrica, el teléfono y, sobre todo, la consecución del puente que une A Illa de Arousa con Vilanova, y su inauguración en septiembre de 1985. Así como la consecución de la autonomía como ayuntamiento el 1 de enero de 1997.